26 ene 2012

Los tres pilares (sueño, alimento y la actividad sexual)


Hay tres actividades principales de nuestra vida que debemos realizar controladamente, como son: el sueño, la comida y la actividad sexual.

El sueño
Dormir permite que la mente digiera a través de los sueños. Los niños sueñan más que los adultos y parece que los fetos sueñan continuamente (el Ayurveda sugiere que vuelven a vivir las experiencias de existencias anteriores a modo de preparación para la siguiente). Dormir poco deja la mente y el cuerpo más embotado y menos adaptables, y agravan aún más a Vata.

Los jóvenes son excepcionales porque hasta mediados de los veinte años parecen tener un ritmo biológico más próximo a las 26 horas de sueño que a las 25 normales para los adultos. Sus horas de sueño y vigilia se van desplazando hacia adelante, haciendo que duerman y despierten mas tarde. Los adolecentes necesitan dormir por lo menos 9 a 11 horas diarias, pero durante la semana tratan de hacerlo 7 a 8 horas acumuladas, que es sueño seguro, para el fin de semana intentar saldar la falta de sueño durmiendo hasta tarde.

El alimento
Un cuerpo bien descansado se entusiasmará mucho más por comer y digerir que uno enojado y privado de sueño. Si tu alimentación es sana la mayoría del tiempo, lo más probable es que tu cuerpo no tenga muchos problemas para hacer frente a los excesos ocasionales. Lo más indicado suelen ser alimentos que apacigüen tu doshas predominantes, pero si estás pasando por algún trastorno, una dieta calmante de Vata puede ser beneficiosa para casi todo el mundo.

El sexo
Generalmente los futbolistas y otros deportistas excusan sus conductas alimentarias con tener un peso adecuado para mantenerse o entrar en el equipo, pero esa es una parte de la historia. La otra parte es que mucha gente cree que la delgadez es equivalente a atractivo sexual. La adolescencia es la época que empieza a cristalizar la individualidad sexual, por lo que hay muchos adolescentes que no quieren empezar su actividad sexual. Este ámbito de la vida ha adquirió un especial protagonismo en la segunda mitad del siglo XX, cuando la opción de la continencia sexual o, al menos, de una relativa inactividad sexual llegó a ser considerada rotundamente malsana.

Nunca antes el sexo había sido tan fácil y libre en nuestra sociedad, pero sigue habiendo muy poca gente realmente satisfecha desde el punto de vista sexual. En realidad, cuanto más se excita la gente, mas frustrada parece. Esa frustración suele empezar en la adolescencia, pues la presión de sus iguales para que cumplan empuja a las chicas y a los chicos a situaciones saturadas de sexo antes de que estén emocional y físicamente preparados para afrontarlas.
         

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